jueves, 24 de septiembre de 2009

LITERATURA: ESCRITORES JAPONESES/ EL REGRESO DEL SOL NACIENTE

En esta nota de acertadísimo título, la reportera Yanet Aguilar Sosa del periódico EL UNIVERSAL documenta el fuerte impulso que ha tenido la literatura japonesa en España y América latina durante los últimos años.

El boom del cine asiático de finales de los 90, el manga y la ciencia ficción nipona provocaron que la gente volteara a ver a los escritores del sol naciente esperando encontrar esas historias reflejadas en la literatura. En los últimos seis años, los clásicos japoneses volvieron a editarse

El boom del cine asiático de finales de los 90, el manga y la ciencia ficción nipona provocaron que la gente volteara a ver a los escritores del sol naciente esperando encontrar esas historias reflejadas en la literatura. En los últimos seis años, los clásicos japoneses volvieron a editarse.

Esa tendencia la comprendieron pronto las editoriales españolas, quienes comenzaron a publicar literatura japonesa del siglo XX. Muchos de estos libros estaban agotados o habían tenido sólo una reedición pero, sobre todo, los editores empezaron a publicar narrativa de autores que vendían miles de ejemplares en su país, pero que no habían roto la frontera del idioma.

El escritor Mauricio Montiel Figueiras, apasionado de la literatura nipona, afirma que la presencia de esa narrativa ha llegado a México vía España. “Acompañado de este boom cinematográfico de las potencias asiáticas, vino también el boom de los escritores japoneses como Hakuri Murakami; es una tendencia que yo le adjudico al interés de la gente por descubrir si lo que había visto en la pantalla se reflejaba también en la literatura; pero son dos cosas totalmente distintas: la nueva ola asiática en cine y este mini o inicio de boom de la literatura japonesa”.

Sin embargo, Montiel reconoce que gracias al éxito del cine, también vino “un interés de las editoriales por reeditar a ciertos autores japoneses clásicos que habían permanecido un poco a la sombra, pienso en casos tan emblemáticos como Yukio Mishima y Yasunari Kawabata, quien fue el primer escritor japonés en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1968”.

Ese auge por las letras japonesas redoblado a partir de 1994, cuando Kenzaburo Oé obtuvo el segundo Nobel de Literatura para Japón y al año siguiente comenzó a ser publicado por Anagrama, cobró fuerza hace unos cinco años, cuando Hakuri Murakami fue traducido y publicado en España por Tusquets, que lo llevó a libro de bolsillo el año pasado, para ponerlo al alcance de mayor número de lectores.

Interés por otros mundos


Jordi Ferrés, director general de Tusquets Editores, afirma que la tendencia por publicar literatura japonesa responde al interés en Oriente, al afán de los lectores por conocer otros mundos, pero también a la penetración de esos mismos entornos en la cultura occidental. “Lo que hay es una abertura de miras, desde hace tiempo, a dos grandes culturas: la cultura musulmana, árabe y semítica, y la cultura oriental, porque está cambiando de forma importante la estructura de la composición de poder; nos abrimos a ellas por la interconexión del mundo”.

La lista de autores japoneses que conquistan al lector en español es larga. Hay dos premios Nobel de Literatura: Yasunari Kawabata, autor de La casa de las bellas durmientes, Lo bello y lo triste y Kioto, al igual que Kenzaburo Oé, quien obtuvo el Nobel en 1994 y que era conocido por un círculo de estudiantes mexicanos porque fue profesor en El Colegio de México.

En esa misma lista destacan dos candidatos a obtener el máximo galardón a las letras internacionales: Yukio Mishima —el célebre autor con más de un centenar de obras en todos los géneros literarios— del que Alianza Editorial va a publicar su obra completa, y por supuesto Hakuri Murakami, el narrador contemporáneo más exitoso que ha sido contendiente para obtener el Nobel en los últimos años y que recién publicó su novela
After dark.

A esos cuatro emblemas, les siguen Junichiro Tanazaki y Kobe Abe, ambos publicados por Editorial Siruela; Ryu Murakami, que es considerado un escritor que con su novela Azul casi transparente vendió más de 2 millones de copias en Japón y que ha despuntado con una potencia literaria fuerte con otra novela titulada Sopa de miso, así como Koji Suzuki, el autor de The ring, que lleva unas 13 adaptaciones cinematográficas.

Conocedor de la literatura japonesa, Mauricio Montiel afirma que entre los autores contemporáneos hay escritoras de gran talla, como Banana Yoshimoto —a quien publicaron en español antes que a Hakuri Murakami—, una narradora que tiene gran facilidad en los ritos de la cotidianidad del Japón contemporáneo.

Además de tres autoras más que han seguido sus pasos: Masako Togawa, autora de novela policiaca y de horror “que explora los ríos subterráneos que nutren la vida cotidiana, todas esas perturbaciones síquicas que nutren nuestra cotidianidad”; Yoko Ogawa, quien ha vendido millones de ejemplares con El embarazo de mi hermana y tiene una fijación con las matemáticas; y Natsuo Kirino, que aborda las relaciones de mujeres en los terrenos laborales.

Montiel Figueiras afirma que aunque “pareciera que es una literatura circunscrita al escritor hombre, hay varios ejemplos contemporáneos que confirman que las autoras japoneses no le piden nada a ellos”.

Este año llama la atención la reciente publicación en México de Kyoichi Katayama, un autor que en Japón vendió más de 3 millones y medio de ejemplares de su novela para jóvenes Un grito de amor desde el centro del mundo, que ha sido publicada en Italia, España y ahora en México por Editorial Alfaguara, que quiere atrapar al lector joven que se volcó por la teatralogía de Stephanie Mayer, iniciada con Crepúsculo.

Marisol Schulz, editora literaria de esa casa asegura que la apuesta es por la obra en sí misma y por el autor que tiene una trayectoria interesante, aunque negó que tengan planeado publicar a otros escritores japoneses. “Sé que todos son escritores con muchas cualidades y que por su literatura y las historias que abordan tienen vasos comunicantes con la literatura universal. La diferencia es la forma de narrar, evidentemente podemos verla como una narrativa muy japonesa, esa permanente idea de contener los sentimientos”.

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx, 26 de febrero de 2009

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